sábado, 27 de enero de 2024

Huémac

Nombre: Huémac
Otros Nombres: Atecpanécatl
Religión: Tolteca
Categoría: Héroe
Advocación: Ninguna
Nahual: Desconocido
Consorte: Coacueye y Cuauhnene
Genealogía: Totepeuh (padre), Chimalma (madre), Netza, Quetzalxótzin y otros dos hijos.
Armas: Ninguna
Hogar: Tollán
Enemigos: Tlaloques y Xelhua

Huémac fue un personaje de la mitología tolteca quien aparece en Los Anales de Cuauhtitlán,  La Historia General de las Cosas de la Nueva España escrito por Bernardino de Sahagún, así como en la Historia Tolteca-Chichimeca. 

Se trató del último rey tolteca. 

Etimología

Del tolteca, su nombre significa "Mano Grande", "El de Manos Grandes" o "Regalo Grande". 

Genealogía

Según un mito, Huémac era hijo de Totepeuh, rey de Colhuacán, y posible encarnación del dios Mixcóatl, lo que lo volvería un semidiós hermano de Ce Ácatl Topiltzin Quetzalcóatl y de Quetzalpetlatl. Su madre quizás fue la heroína Chimalma. 

Historia

Huémac era hijo de Totepeuh, rey de Tula. En algunos mitos, Totepeuh era la encarnación del dios Mixcóatl. Ello volvería a Huémac hermano de Ce Ácatl Topiltzin Quetzalcóatl y de Quetzalpetlatl. 

Al igual que su hermana, Huémac se habría convertido en sacerdote del templo de Quetzalcóatl. 

Los Anales de Cuauhtitlán

Años después de que su hermano, Ce Ácatl, Topiltzin Quetzalcóatl abandonara Tula, Huémac fue destituido de su puesto como sacerdote y reemplazado por Cuauhtli. Esto como castigo por haber tenido relaciones sexuales con el dios Tezcatlipoca y el demonio Yaotl. Probablemente, en su búsqueda por seguir lastimando la reputación de Quetzalcóatl y de arruinar al pueblo tolteca, ambas deidades habían decidido seducir a Huémac. 

Otros mitos narran que como parte de la seducción, Tezcatlipoca y Yaotl habrían utilizado a las mujeres-demonio Cihuatlatlacatecolo. A través de ellas habría conocido a Coacueye, una hechicera o mocihuaquetzque (cihuateteo) de Coacueyacane, quien tal vez formó parte de ese grupo de Cihuatlatlacatecolo. 

Tras la muerte del monarca Tlilcoatzin, Huémac fue elegido para ocupar el puesto de rey, pues él era de la realeza por ser descendiente de Totapeuh. Siendo rey, se casó con la hechicera Coacueye, lo cual de inicio fue uno de los primeros motivos de disgusto de los toltecas, así como algunos consideran que fue el primer presagio del colapso de su reino. 

Como rey, Huémac instauró los sacrificios humanos. También escribió una crónica llamada Teoamoxtli. Con Coacueye, tuvo a una hija, llamada Netza. Dado que Coacueye no vuelve a ser mencionada, es posible que ella haya muerto en el parto de Netza. Su hija habría sobrevivido pero sería así como Coacueye se hubiera convertido en una mocihuaquetzque, es decir, el ánima en pena de una mujer muerta en parto. 

En algunos mitos Huémac habría tenido un amorío con Tozcuexcue, un guía mexica quien tenía una hija llamada Quetzalxótzin. Huémac también tuvo en este periodo otra hija de nombre desconocido y madre desconocida. 

La Historia General de las Cosas de la Nueva España

Huémac cuidaba celosamente a Netza, a quien apenas dejaba salir del palacio, por temor a que llegara a conocer a un muchacho. Un día, Netza paseó por el mercado y observó a un vendedor de chiles huasteco, llamado Titlacahua, quien iba desnudo. Titlacahua era de hecho un semidiós, encarnación de Tezcatlipoca, quien planeaba seducir a la princesa para continuar arruinando la vida de los toltecas. 

Netza quedó obsesionada con el miembro de Titlacahua, a tal grado que le dio el mal de amores. La enfermedad no la dejaba levantarse de la cama. Preocupado por el estado de su hija, Huémac mandó a que sus hombres trajeran a Titlacahua. 

Huémac demandó a sus hombres que bañaran, tiñeran y vistieran a Titlacahua, para que después lo llevaran al lecho de su hija. Así, Titlacahua yació con la princesa, curándola de su mal de amores. Poco después Huémac hizo que ambos se casaran. 

Sin embargo, aquello trajo el disgusto de los toltecas quienes consideraban a Titlacahua un príncipe indigno. Por ello, Huémac lo mandó a la guerra de Cacatepec y Coatepec, ordenando a sus hombres que dejaran que Titlacahua pereciera a la primera oportunidad. 

Sin embargo, Titlacahua sobrevivió, logró derrotar al enemigo y al volver a Tula fue recibido por Huémac como un héroe, con regalos y condecoraciones, a pesar de que el pueblo tolteca no quería el príncipe. 

Huémac y los Tlaloques

Huémac había retado a los tlaloques a un juego de pelota. Si ganaba, le regalarían cuentas de jade y plumas de quetzal. Los tlaloques aceptaron el reto. Huémac ganó el juego pero los tlaloques le ofrecieron como premio, en lugar de lo que había pedido, algo supuestamente más valioso: mazorcas verdes y hojas verdes de maíz. Huémac se enojó y exigió a los tlaloques que cumplieran con su palabra por lo que estos no tuvieron más remedio que darle las cuentas de jade y las plumas de quetzal. 

Sin embargo, los tlaloques resintieron el que Huémac hubiera rechazado el premio que le habían ofrecido. Por ello, como venganza, le causaron cuatro años de desastres a Tula. 

Primero, enviaron una fuerte helada que quemó las cosechas y frutos de la tierra. Luego causaron una onda de calor que secó los magueyes, árboles y nopales. Todo esto llevó a Tula a la hambruna. 

Después, los tlaloques se aparecieron en Chapultepec y profetizaron el final de los toltecas. Un sacerdote de Tláloc de la región envió un mensaje a Huémac advirtiéndole que Tláloc había llegado a un trato con los mexicas. Si estos sacrificaban a la hija de su guía y amante, Tozcuecuex, recibirían todas las bendiciones que Tláloc antes daba a los toltecas. 

Para detener la hambruna que enfrentaba Tula, Yaotl, aún al servicio de Tezcatlipoca, encomendó a Huémac que sacrificara en su nombre a Netza, Quetzalxótzin y a su otro hijo de nombre desconocido en Huitzcoc, Xicococ y Xochiquetzalyyapan. Con mucho dolor, Huémac así lo hizo. 

Yaotl entregó el corazón de los jóvenes a los tlaloques, quienes los colocaron en una jícara. Después, estos hicieron llover por cuatro días para que volviera la vegetación a Tula. Los hijos de Huémac fueron recibidos en Cincalco, el limbo a donde iban a parar las ánimas sacrificadas en honor a Tláloc. 

Premoniciones de la Caída de Tula

Durante el reinado de Huémac, en una fiesta se apareció el gigante Oxkokoltzec y llevó a cabo una masacre. A su vez, otro gigante, de nombre Tlacahueyac, comenzó a aparecerse en los alrededores de Tula, devorando gente. Ambos fueron considerados presagios sobre un terrible mal que se avecinaba para la cultura tolteca. 

También una estrella humeó en el centro del pueblo. 

Ocurrió también en el año Trece Ácatl que un tolteca, en otras versiones el demonio Yaotl, se topó un día con una mujer tolteca que se bañaba en un río. Yaotl la asesinó, la desolló y vistió su piel. Este hecho fue interpretado como una advertencia del demonio sobre la venida de una gran guerra que pondría fin a los toltecas. 

La Historia Tolteca-Chichimeca/ Los Anales de Cuauhtinchan

Huémac un día recibió en su palacio a un grupo de Nonoalcas liderados por Huehuetzin, a quienes encargó que le trajeran a una mujer que tuviera una cadera del tamaño de cuatro palmos. Los Nonoalcas le llevaron varias pero al verlas, Huémac quedó insatisfecho y reclamó a los Nonoalcas que esas no eran las mujeres que había pedido. 

Ofendidos, los Nonoalcas le hicieron la guerra a los Toltecas proclamando "¡Muera Huémac!". Aunque en un principio los toltecas se defendieron, algunos de ellos se sumaron a los Nonoalcas pues estaban hartos de Huémac quien había traído la hambruna tras ofender a los Tlaloques, y quien además había elegido como príncipe sucesor a alguien indigno. 

Durante la guerra, curiosamente, Huémac sí encontró a la mujer con caderas de cuatro palmos que tanto buscaba. Su nombre fue Cuauhnene y la hizo su tercera esposa. 

En lo mientras, Tula estaba en crisis, con la guerra contra los Nonoalcas, la hambruna aún no del todo superada y una rebelión interna. Por esto Huémac decidió liderar a los toltecas que seguían siendo leales a él en un exilio, abandonando así Tula y dejando la ciudad en ruinas. Huémac gobernó un total de sesenta y seis años y aquel fue el final de su gobierno. 

Por esto, se dice que Tula cayó por una cadera de cuatro palmos. 

Peregrinaje de los Toltecas

Huémac llevó a los toltecas a Cinoc donde sacrificó a un hombre llamado Ce Cóatl en honor a los dioses Acuacuauh, Totec Chicahua e Ixtepetla esperando que le dejaran entrar a la cueva de Cincalco pero no se lo permitieron. Después siguió su camino a un sitio donde su esposa Cuauhnene dio a luz, por lo que bautizó ese lugar como Cuauhnenec. 

Muerte de Huémac

Los toltecas terminaron abandonando a Huémac y este, dolido por la desgracia que había llevado a su pueblo, volvió a la cueva de Cincalco, en Chapultepec, en el año 1162, 7 Conejo. Esta vez sí pudo entrar en ella. 

Unos mitos cuentan que se suicidó dentro de la cueva. Otros que sigue vivo ahí adentro, esperando volver para traer la gloria de vuelta a Tula. Otros mitos dicen que los Nonoalcas Huehuetzin, Xelhua, Icxicohuatl y Quetzaltehuéyac lo encontraron y Xelhua logró matarlo a flechazos. 

Curiosidades

Simbólicamente, como Huémac fue sacerdote, posterior sucesor de Quetzalcóatl y posiblemente hermano suyo, muchos mitólogos lo consideran una advocación de la Serpiente Emplumada. Otros lo llaman el gemelo caído u oscuro de Quetzalcóatl, pues representó, como gobernante, todo lo opuesto a lo que fue Ce Ácatl Topiltzin Quetzalcóatl. 

Moctezuma Xocoyotzin, supuestamente, era descendiente de Huémac. 

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