Mixtécatl

Nombre: Mixtécatl

Otros Nombres: Dzahuindanda/ Yacoñooy

Religión: Mixteca/ Mexica

Categoría: Bestia/ Héroe

Advocación: Mixteca

Nahual: Ninguno

Consorte: Ninguna

Genealogía: Iztacmixcóatl e Ilamatecuhtli
Armas: Macahuitl
Hogar: Mixteca
Enemigos: Tonatiuh/Ñuhu Nchikanchii

Mixtécatl fue un gigante mitológico protagonista de la Leyenda del Flechador del Sol. 

Se trató de un gigante Quinametzin. 

Etimología

Para los mexicas, el personaje era conocido como Mixtécatl. Del náhuatl Mixtli "Nube" y Técatl "Morador", "Morador de las Nubes." 

Para los mixtecas, era Dzahuindanda o Yacoñooy. 

Genealogía

En la mitología mexica, Mixtécatl era hijo de los dioses Iztacmixcóatl e Ilamatecuhtli. Tenía 5 hermanos: Xelhua, Tecpanécatl, Tenoch, Xicallancatl y Ulmécatl. 

En la mitología mixteca, solo se menciona que es descendiente del árbol de Apoala, ya sea su hijo directo o hijo de uno de sus hijos. 

Historia

Mixtécatl habría sido un gigante Quinametzin quien hubiera sido concebido por los dioses Iztacmixcóatl e Ilamatecuhtli durante el Tercer Sol. 

Cuando por órdenes de Tláloc, la diosa Chantico y el dios Xiuhctecuhtli liberaron una lluvia de fuego para destruir el Tercer Sol, Mixtécatl y sus hermanos se escondieron en las grutas de una montaña dedicada a Tláloc para protegerse. Se habrían refugiado en la misma gruta durante el Cuarto Sol lo que les habría permitido también sobrevivir al Diluvio que destruyó dicha era.  

Cuando la lluvia cesó, y con el surgimiento del Quinto Sol, Mixtécatl abandonó la gruta y se estableció en la ciudad de Achiutla donde vivió durante varios años. 

El Flechador del Sol

La población de Achiutla creció con el paso de los años a tal magnitud que el territorio que tenían ya no era suficiente. 

Por ello, Mixtécatl, ahora conocido como Dzahuindanda, partió en búsqueda de un nuevo territorio. Deambuló por mucho tiempo hasta que halló un terreno fértil y amplio con suficiente espacio y comida para la gente de Achiutla. Dzahuindanda buscó en los alrededores en la búsqueda del dueño de dicho terreno dispuesto a enfrentarlo a muerte por la propiedad. 

Al no encontrarlo, y ver que el sitio solo estaba bañado por los rayos del Sol, Dzahuindanda concluyó que aquel lugar le pertenecía al Sol (Tonatiuh en la versión mexica de la leyenda, y Ñuhu Nchikanchii en la versión mixteca). 

Dzahuindanda retó al Sol a un combate por aquellas tierras. En algunas versiones el Sol respondió arrojándole rayos a Dzahuindanda. En otras al héroe le bastó con disparar una sola flecha al cielo. 

La flecha alcanzó al Sol y lo hirió de muerte. El Sol cayó derramando su sangre en los cielos y desapareció en el horizonte. Es de esta herida que nunca cerraría del todo, que los atardeceres son rojos. 

Satisfecho con su combate, Dzahuindanda reclamó aquella tierra y llamó a la gente de Achiutla. Para cuando el Sol renació al día siguiente, ya era demasiado tarde. Aquella tierra, bautizada como la Mixteca, ya había sido conquistada por el pueblo que sería conocido como los Mixtecas.